De la revolución verde a la dictadura verde
Markos Gamboa, febrero, 2018
www.ganaderiaregenerativa.com
Si me pongo en situación, y habiendo estudiado los orígenes de la agroganadería actual y la que viene, me da por pensar….. La revolución verde fue una revolución, sin duda. Toda la maquinaria, herramienta y productos químicos sobrantes (ya probados) de la 2ª guerra mundial se destinan, al término de ésta, a la agricultura. Maquinaria pesada, producciones industriales, fertilizantes de síntesis química,… Parecía que esta revolución verde iba a salvar el mundo. Podían producirse alimentos a gran escala con un esfuerzo menor a nivel humano. El problema del hambre mundial quedaría resuelto…. Los agricultores comenzaron a utilizar todas estas metodologías pensando que la modernidad les daría una mayor calidad de vida. Incluso gentes con visión del bien común vieron en estos métodos una vía para solucionar las desigualdades alimentarias y sociales del planeta. Todo era optimismo, aunque algunos pocos veían lo que sucedería después. Y sucedió…. Fabricantes de maquinaria, de fertilizantes químicos de síntesis, de antibióticos, de semillas transgénicas y su ingeniería genética,…., junto con el favor de las administraciones estatales por todo el planeta, consiguieron en unas pocas décadas una expansión y unos monopolios abrumadores. Las pequeñas actividades iban desapareciendo, engullidas por otras más grandes. Los insumos que vendían estos fabricantes se convirtieron en ineludibles para los productores. Los fertilizantes químicos de síntesis son de acción rápida y de rápida expiración, tan rápido como actúan se van. De esta manera, los fabricantes se aseguraban (y se aseguran) que el producto iba a tener una venta continua, pues este tipo de fertilización crea una alta dependencia. Los suelos se convirtieron en suelos adictos. Y ¿qué necesita un adicto para curarse? Rehabilitación y tiempo. Factor que obviamos incomprensiblemente y que a algunos no les interesa ver. Se llegó al punto de degradar los suelos de tal manera que la biota presente en ellos desapareció: plaguicidas, fungicidas, insecticidas,… Y casi nadie era consciente que la fertilidad es una cuestión de biodiversidad y no de monocultivos, prácticas industriales y tierras “limpias” como si de una sala quirúrgica se tratara. La equivocación fue rotunda. Lo más exasperante es que la equivocación fue consciente, aunque no asumible, pues la letra pequeña que conllevaban estas metodologías se convirtió en letra mayúscula con unos intereses muy muy altos. Y así llegamos al día de hoy, poco a poco, cargándonos suelos, bosques, montes, flora, fauna, ecosistemas enteros,…y volviéndonos consumidores de productos comestibles que no están al nivel suficiente como para considerarlos alimentos. Y no pasaba nada.
"...consumidores de productos comestibles que no están al nivel suficiente como para considerarlos alimentos."
Y ahora, que parece que sí pasa algo, resulta que la revolución verde no fue tan mala porque tuvo muchos beneficios, para algunos pocos claro, y que costeamos todos los demás. Aunque hay una nueva visión, lo ecológico es el futuro. ¡¡¡Salvemos el planeta!!! Y, la verdad, conmigo no cuela. Las mismas empresas que se enriquecieron de manera salvaje con la revolución verde, son las que ahora promueven también el próximo paradigma, la dictadura verde disfrazada de producción ecológica y jardines verticales en edificios públicos. Las mismas instituciones públicas que permitieron estas metodologías (y que, por ejemplo, les venían de perlas para desviar fondos públicos vía la PAC) ahora se toman su tiempo para legislar convenientemente. Estas legislaciones que van a favorecer la producción ecológica (no confundir con producción orgánica), están atando bien todos los cabos para que el asunto no se les vaya de las manos, no vaya a ser que podamos ser soberanos en algo… Si quieres producir en ecológico necesitas un sello sobre el cual ellos ponen las condiciones. Y a estas alturas ya sabemos todos que las decisiones no se toman en las instituciones públicas, las marcan los entes (les llamo entes porque parece que fueran estratosféricos) que manejan el dinerito. El mismo dinerito que pagamos por medio de impuestos todos nosotros y que delegamos la gestión de éste en personas que ni siquiera conocemos. Ahora todo va a ser verde y ay de ti si no te acoplas a la nueva corriente, pues lo verde ahora será dictadura, otra más (como ya teníamos pocas). Todos los ganaderos y agricultores que se vieron forzados a aplicar las metodologías de la revolución verde para poder mantener sus negocios ahora se ven señalados con el dedo como culpables del cambio climático y de la alimentación nefasta. El método de usar y tirar, pero con las vidas de las personas. Te quiero hasta que me conviene querer a otro y así te dejo en la estacada. Mientras tanto, los técnicos comerciales que les vendían los insumos ahora se están partiendo la caja. Ni te cuento los inversores de las empresas y los politiquillos de turno, esos sí que se ríen. ¡¡Cuánto hijo de puta!! La producción ecológica será una de las grandes vías de desigualdad social, vía la alimentación y sus precios elevados. Y conllevará además algo que me da mucha tristeza: la desaparición del mundo rural como sustento de alimentos de verdad, como motor económico y gestor de los recursos naturales. Vale que hay que cambiar los modelos, estoy en ello. Lo que no somos capaces de ver es que la dictadura verde lo cambiará todo. Y nunca para mejor. Yo, por si acaso, sigo empeñado en recuperarlo, fundamentalmente, porque vivo en él y en él quiero seguir. Eso sí, ni en producción convencional ni en ecológica. No me vale con cambiar de collar y nombre al perro (con todo mi respeto a los canes). Transición hacia la soberanía!!
Markos Gamboa - Coordinador de proyectos de Ganadería y Granjas Diversificadas en AGRhumus, productor agroganadero y formador-asesor para el diseño y puesta en marcha de Granjas Diversificadas, sistemas de pastoreo, manejo de pastos, y alimentación-nutrición, salud y bienestar animal.
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