Independientemente de las ideas personales y tendencias, es necesario desaprender un montón de cosas innecesarias que practicamos los productores, profesionales y académicos, que nos hicieron dependientes de maquinaria, implementos, pesticidas, herbicidas, fertilizantes, balanceados comerciales, semillas, desechos de la agroindustria, granos y otros insumos, depredadores del bolsillo de los productores, del medio ambiente y de la salud de los consumidores. Los cuales adoptamos dogmáticamente, como la única alternativa de producción ganadera, actitudes adictivas impuestas por la publicidad, que ha costado serios reveses y demandas, a quienes se han atrevido a desafiar los intereses de las transnacionales, un reducido número de compañías que controlan la agroindustria la producción y comercio de los alimentos a escala mundial, así como la fabricación de tractores, equipos e insumos.
Realmente necesitamos desaprender lo impuesto por las transnacionales del agro y la academia, al servicio de las transnacionales.
1-Eliminamos todos los árboles de nuestras tierras (deforestamos), bajo la excusa de que la sombra limita el crecimiento de los pastos. La verdad es que debajo de los árboles, el crecimiento del pasto es exuberante, además de crear un microclima favorable y evitar la pérdida de humedad del suelo, los árboles son una excelente bomba fertilizadora al extraer nutrientes desde las capas profundas del suelo e incorporarlos a la superficie, como hojas y frutos.
2. Entendimos mal, incluida la academia, que todo lo que no sea pasto, en los potreros, había que eliminarlo utilizando arados, guadañas o cortadoras, fumigadoras y otros equipos, tirados por tractores, y la “mejor solución”: matar con potentes herbicidas, las mal denominadas malezas de los pastizales. La verdad es que cuando pequeñas áreas, son sometidas a altas cargas instantáneas de animales; seguido por un adecuado periodo de reposo, las malezas, van desapareciendo, anulando el contaminante y costoso uso de herbicidas, que aniquilan también los organismos benéficos del suelo.
3.- Estábamos convencidos que, para obtener una mayor y rápida cantidad de biomasa por hectárea de pasto cultivado, es necesario utilizar fertilizantes químicos solubles, procedentes de reservorios fósiles finitos, que también matan la vida del suelo. La realidad es que altas cargas instantáneas de ganado, comiendo pasto que usa solo energía solar limpia infinita, rotando racionalmente, 6 a 12 veces al año, el mismo pastizal, deja a su paso, cerca de 30 toneladas por ha, de boñiga o mierda y orina, abono orgánico, capaz de lograr superiores resultados, que los fertilizantes químicos, beneficiar, aumentar la vida del suelo y mejorar su estructura y fertilidad año tras año.
4.- Nos hicimos dependientes de los alimentos balanceados comerciales, comprometiendo la rentabilidad de las ganaderías, usando granos para los que los rumiantes no están biológicamente diseñados; granos que deben ser destinados al consumo humano directamente, con el consiguiente gasto en fábricas, para su procesamiento. Los granos acidifican por debajo de 5, el pH ruminal cuyas bacterias viven cómodamente en un medio con pH cercano a 7, que es el obtenido con la ingestión de pasto. La verdad es que una combinación de gramíneas y leguminosas rastreras, arbóreas o arbustivas en los potreros, manejados racionalmente, anulan totalmente, esa dependencia.
Millones de bovinos en el mundo, son alimentados con granos provenientes de grandes sembradíos que además de consumir grades cantidades de energía fósil finita, para su producción, consumen grandes cantidades de agrotóxicos, cancerígenos todos, que finalmente desertifican el suelo, que además libera enormes cantidades de CO2, a la atmosfera, cada vez que son arados, para sembrar cultivos perecederos. Es la gran estupidez de nuestra civilización.
5.-Creíamos que, para sembrar, resembrar o restituir pastizales, es necesario arar el terreno, lo que causa un rompimiento del equilibrio ecológico y del ciclo del etileno, liberación de carbono a la atmosfera, muerte de la biota, y disminución de su fertilidad, que tarda años en recuperarse. La verdad es que podemos sembrar directamente sobre el tapiz, nuevos pastos mejorados, o suministrar sus semillas a los animales, junto a las sales minerales o cualquier otro vehículo y ellos se encargarán de esparcirlas, a través de la bosta, homogénea, ecológica y económicamente, en el terreno, con abono gratuito incluido; este método es el que ha utilizado la naturaleza por millones de años, a través de la manada pastando.
6.- Administramos a los animales las costosas ivermectinas y otros compuestos, como la forma ideal de controlar parásitos del ganado. La verdad es que contaminan las heces de los herbívoros, exterminando coleópteros como el escarabajo estercolero que comen y entierran las excretas, así como a lombrices, termitas y otros componentes microscópicos de la benéfica biota del suelo, en detrimento de su fertilidad.
Se ha determinado que las ivermectinas y demás derivados de las lactonas macro cíclicas, pueden ser sustituidas ecológicamente, por desparasitantes orgánicos y biológicos, tales como: el extracto de Nim (Azadirachta indica), y otros, así como un inmunógeno inyectable que inhibe la ovoposición de las garrapatas, disminuyendo su población. Sabemos que una rotación diaria de potreros rompe el ciclo reproductivo de endo y ecto parásitos, y que la arborización de potreros hará retornar la avifauna controladora de parásitos.
7.- Aprendimos mal, que para aumentar la capacidad de sustentación o de carga, es necesario instalar costosos sistemas de riego, perforar pozos profundos y rebombear agua, al pastizal, con el consiguiente gasto de energía, para que la producción, no merme en la época seca. La verdad es que, con arborización, manejo eficiente y conservar intactos suficientes potreros en buenas condiciones, para la época seca, se puede mantener una producción prácticamente uniforme.
8.- En los últimos 100 años, exterminamos buena parte de nuestros rebaños criollos latinoamericanos que cuentan con 500 años de adaptación, precoces, de elevada fertilidad y longevidad, consumidores de forrajes toscos, resistentes a las altas temperaturas, humedad y a parásitos tropicales, entre otras características. Fuimos segados por la publicidad foránea que nos mostraba en fotos, hermosos vacunos de zonas templadas, que importamos en pie y también su semen; animales que nunca se adaptaron en su condición pura, en los que nos gastamos una fortuna, e indiscriminadamente cruzamos nuestro criollos, absorbiéndolos, cuando la verdad es que con ellos, podemos utilizar cruzamientos dirigidos y obtener nuestra propia raza Doble Propósito Tropical, adaptada, cuyo germoplasma aún poseemos, la cual no alcanzará las quiméricas producciones de las razas europeas, pero es económicamente sostenible, sin el uso de tantos insumos.
9.- Se nos ha venido diciendo que altas cargas animales instantáneas, compactan el suelo, exterminan el pastizal y contaminan la atmósfera. La verdad es que el estiércol y orina depositados durante unas horas, cada 30 a 60 días promedio, es procesada rápidamente por macro, meso y microorganismos del suelo, desencadenando el ciclo del gas etileno, que lejos de compactar aumenta la porosidad y aireación del suelo, su capacidad de retención de agua y fertilidad. Mientras más ganado visita periódicamente un pastizal, potrero, parcela o piquete, más excretas en el suelo, más materia orgánica que se transforma, obteniéndose mayor producción de forraje, así como la capacidad de sustentación que se vuelve creciente, hasta lograr cargas superiores a 5 unidades de ganado mayor/ha/año, según las condiciones edafoclimáticas.
10.- Copiamos y adoptamos la estabulación, práctica obligatoria en los países con crudas heladas y nevadas, con todo el gasto innecesario en establos, insumos, maquinaria equipos, mano de obra y disposición de excretas, que ello implica, haciéndola una actividad no rentable, comparativamente con el pastoreo agroecológico, donde una sola persona puede manejar en pastoreo, más de 1.000 animales, diariamente, sin necesidad de tal infraestructura y equipos.
11.- Extensas áreas silvopastoriles están siendo aradas cada año en Latinoamérica, para sembrar semillas transgénicas (OGM) que luego fumigan con el cancerígeno y depredador herbicida glifosato, al que solo esa semilla, es resistente, ambos propiedad de una sola compañía, que junto a otras dos, controlan ese negocio mundial de los granos, de principio a fin; han iniciado una campaña mundial para aumentar su consumo, para atender los intereses del complejo industrial petroquímico-mecánico. Dedican enormes sumas de dinero en desmentir que los pastizales son sumideros de carbono y que una hectárea de pasto permanentemente, puede secuestrar y enterrar muchas toneladas de carbono al día.
12.- Las sequías y las inundaciones son causadas por la destrucción de la capa superior del suelo y en consecuencia, su fauna biológica o microorganismos (biota). Debido a los arados continuos los suelos han sido lavados por la lluvia y el viento, aflorando una costra dura compactada que, en lugar de absorber el agua, esta, corre y causa inundaciones. Cuando el agua no es retenida por el suelo, por el contrario, causa severa sequías, con el consecuente daño al suelo y a los animales. “Extensas praderas se están convirtiendo en un desierto debido a la falta de animales en pastoreo dirigido”. El crecimiento de los desiertos puede ser detenido gracias al pastoreo; usando la cerca electrificada; podemos usar el pastoreo de herbívoros domésticos para restaurar la próspera, biodiversidad de las praderas.
13.- El papel de los herbívoros a pastoreo en nutridos rebaños en movimiento continuo, controlado con la cerca electrificada, es crucial para detener la desertización de los suelos y el cambio climático. Es una emulación de lo que en el pasado hacían las grandes manadas de herbívoros en las praderas, obligadas a mantenerse pastando juntos, para defenderse de los depredadores, excretaban abundantemente en un mismo sitio; al terminar de comer y ensuciarlo, se movían hacia otro sitio, promoviendo un exuberante crecimiento de gramíneas y todo tipo de cobertura vegetal, que protege los suelos de la erosión causada por lluvias, viento e insolación.
Los científicos y estudiosos del tema, que además son productores, que han aportado avances sobre el freno a la desertización, entre los que destacan: André Voisin, Allan Savory, Luiz Pinheiro, Nilo Romero, Bill Molinson, David Holgrem, Geoff Lawton, entre otros, han llegado a la conclusión de que son los rumiantes en pastoreo racional o dirigido, los llamados a recuperar los suelos degradados del planeta, convirtiéndose en consecuencia, en un factor de primer orden, para atenuar el cambio climático.
Existe un dicho en Nueva Zelanda y Australia, países con más bajo costo de producción por litro de leche: “Producir con rentabilidad es sensatez, producir muchos litros por vaca es vanidad”